Hacer es mejor que pensar demasiado
Siguiendo con el tema del que veníamos hablando la semana pasada, donde te comentaba lo importante que es hacer poco para lograr más…
Siguiendo con el tema del que veníamos hablando la semana pasada, donde te comentaba lo importante que es hacer poco para lograr más gracias al poder del enfoque, la idea que queremos plantear hoy es que lo que elegiste hacer este año, simplemente lo hagas sin pensar demasiado. Esto es, parar ese diálogo interno que sabotea tus esfuerzos:
“Este año va a ser igual, terminaré no haciendo nada”, “¿Qué tal no logre perseverar otra vez?”, “Ya van dos años y sigo intentando lograr esto y no he podido”, “La verdad no creo que sea capaz de lograr mucho, yo soy muy inconstante”.
Estas son sólo frases, pero de ellas se desprende todo un diálogo o también una cadena de recuerdos que lo único que terminan haciendo es desanimarnos con lo que queremos hacer.
Nuestra recomendación es que para este nuevo tiempo, también veas de manera diferente lo que quieres lograr, a través de una actitud realista pero humilde contigo mismo. Tomemos el ejemplo típico del ejercicio.
Digamos que hoy iniciaste con toda, pero al día siguiente ya no te da tanta emoción y con los días se va desvaneciendo la acción y empieza a llegar el pensamiento “Otra vez, yo sabía que no iba a terminar haciendo nada”.
Pero qué tal si en vez de juzgar y hundir esa inciativa con el pensamiento excesivo, lo que hacemos es adoptar una posición relajada, despreocupada y decimos “Ok, llevo dos semanas sin hacer ejercicio…vuelvo a empezar hoy”.
Y empiezas de nuevo.
Sin culpa, sin sentir que por no ser super perseverante ya la embarraste o vas a fracasar…Si trasciendes esa manera de ver las cosas, vas a ver que cada día es una opotunidad muy significativa para volver a comenzar, con trabajo, acción y menos mente.
Las nuevas rutinas, los nuevos hábitos, los nuevos aprendizajes también, empezarán a tomar cada vez más importancia y al ver resultados, vas a motivarte cada vez más.
Gana el terreno con logros pequeños, con paciencia y con humildad.
También con perseverancia. Y esta no se refiere a que una vez tienes un propósito, nada te detiene. No. Se refiere a que aún cuando falles en algo, te vuelves a levantar y lo intentas hasta lograrlo.
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