Reacción en cadena
En este post colaborativo, creamos para ustedes un relato con Jota, diseñador UI/UX en Monoku. Nos gustaría mucho que nos cuenten en los…
En este post colaborativo, creamos para ustedes un relato con Jota, diseñador UI/UX en Monoku. Nos gustaría mucho que nos cuenten en los comentarios opiniones adicionales sobre este tema!
El diseño puede estar más presente en nuestra vida de lo que imaginamos.
Generalmente relacionamos la palabra “diseñador” con una persona que está frente a un computador usando algún software para crear logos, marcas o interfaces, pero esto sería sólo hablar del resultado de la labor.
Hoy queremos ir un poco más allá y contarles una historia, para mostrar cómo algunos conceptos de diseño están presentes en nuestra vida sin que seamos totalmente conscientes de ello y aún más importante, que entendamos que todos podemos ser diseñadores, pues de alguna forma creamos y estructuramos soluciones a nuestros problemas cotidianos.
“Cuando empecé la universidad no me importaban muchas cosas; venía con el chip de colegio, de pasar las materias, de tener un buen ICFES…Lo que menos me interesaba era tener un estilo particular; sólo me vestía para no verme desnudo, básicamente.
Pero un día abrí una revista que se llamaba Nylon y empecé a ver fotografías de moda, telas espectaculares, iluminación cuidadosa, escenarios surreales y no sólo eso, la estética de la revista me impactó: Los colores, la tipografía que no era la típica sino que tal vez usaban escarcha, o cualquier otro material para construir las letras. Empecé a conocer este mundo donde las personas desarrollan una estética en sus vidas y en lo que hacen, hasta en lo más simple.
Entonces empecé a preguntarme:
¿Cómo me veo?, ¿Qué debería empezar a leer?, ¿Cómo me escuchan los demás? ¿Qué estoy escuchando?, ¿Con qué personas me debería empezar a relacionar?. Me empecé a preguntar por cómo me estaba proyectando al mundo. Desde ahí todo empezó a cambiar; todo empezó a tomar un camino, empecé a tener resultados diferentes.”
Hasta este punto, creo que nos podemos identificar con lo que nos cuenta Jota. En esa etapa de adolescencia muchas veces no tenemos un estilo definido o ideales que nos hacen ser nosotros, pues de hecho, hasta ahora estamos empezando a descubrirnos, pero siempre llega ese momento en que algo nos inspira; para Jota fue una revista, para mi fue una banda y también un sendero espiritual que encontré. Pero eso no sólo empieza a influenciar nuestra mente, sino todo alrededor: Cómo nos vestimos, qué decimos, cómo nos empezamos a relacionar. Me gusta mucho la última frase que menciona:
“Desde ahí todo empezó a cambiar; todo empezó a tomar un camino, empecé a tener resultados diferentes.”
Esto para mi es cierto pues lo he puesto en práctica: Una vez me he propuesto obtener algo diferente en mi vida, he empezado a cambiar cómo actúo frente a algo, se trata de tomar decisiones, por ejemplo, he conseguido un trabajo que me encanta porque dejé de buscar desde la necesidad sino desde la consciencia de trabajar en algo que me gusta, ofreciendo lo que puedo dar sin tener demandas, eso ha traído un giro total en mi vida.
“Responder esas preguntas, me llevó a cambiar no sólo mi manera de vestir, comencé también a limpiar mi espacio de trabajo, el lugar en el que vivía, empecé a buscar nuevas y mejores herramientas para realizar mi trabajo, dejé de ser tacaño con lo que necesitaba, comencé a invertir en mí.
También empecé a abrirme al mundo, a los colores, a las tendencias y ser receptivo a ellas para permitir que mi contexto cercano se viera de esa manera.
“Me preocupé por mi espacio, me aseguré de que mi habitación se viera bien. supe que podía reemplazar la canasta desgastada por una mesa bien hecha, que podía transformar los muebles. Vi cosas donde antes no las había. Me empecé a volver más creativo.
Una vez mi entorno fue cada vez más agradable, me sentía más concentrado, además de sentirme muy motivado a trabajar en mi espacio.
Procesos creativos fluían mucho mejor, podía establecer prioridades, organizaba mis ideas mejor. Tal vez uno no se lo imagina, pero el sólo hecho de tener un buen espacio para trabajar mejora significativamente la experiencia de crear algo.
Va ocurriendo de una manera natural, el diseño como estilo de vida, que reflejas en cada cosa que haces y tienes. Por ejemplo un detalle que puede parecer pequeño como el comprarle los collares a mis gatas con una conciencia estética, sabiendo que tal color de cadena con tal color de placa combina con el color natural de su pelaje o incluso con su manera de ser.
Como estilo de vida también en el sentido en que todo está más organizado y de esta manera empieza a ser más práctico, pues te empiezas a volver adaptable frente a cualquier cambio.”
El cambio sigue, una vez uno va descubriendo esas nuevas cosas de sí mismo, no sólo de estilo sino de vida, hasta el espacio personal cambia, uno ya se preocupa por estar en un lugar bonito, pues es donde trabajamos o descansamos. Estoy de acuerdo también en esto, porque el entorno más cercano lo vas llenando de detalles que hablan de ti y ahora te transformas de tal manera que empiezas a tener todo un estilo de vida, en el que creas tu propio orden, en el que empiezas a priorizar lo que haces, en el que encuentras muchas motivaciones porque el mismo camino se va dando y tú decides sobre qué cosas construyes algo nuevo o no.
Aquí es donde empezamos a querer mostrarte que aunque tu cartón o tu profesión no diga “diseñador” , lo has sido por años diseñando tu vida; has tomado decisiones, buscado cierta estética y también cierta manera de actuar, elementos de diseño como organizar, jerarquizar información y la practicidad han estado presentes en la construcción de quien eres. Nos falta un elemento importante en el relato, vamos para allá.
“Llegó un punto donde ya no sólo trabajaba en mis propios procesos, sino que empecé a entender la importancia de lo que soy yo en relación con otros y con sus propios espacios. A tener empatía, a ser más sensible a las necesidades de otros y de mi entorno. El diseño en mi vida ha hecho todo eso, por ejemplo el hecho de aceptar el trabajo en equipo como parte esencial de lo que hago, el saber adaptarme al cambio, a perderle miedo a reinventar procesos desde cero, a recibir las críticas de las personas (clientes) con receptividad para mejorar lo que estoy creando, el hecho de estrellarme con mi ego y saber que eso que me confronta me lleva a crecer y a proponer cosas cada vez mejores, han sido consecuencias de mi experiencia como diseñador.
Me di cuenta que esto se trata de aprender siempre, los errores enseñan mucho. Que lo que yo creo que es un resultado final, no lo es; es tan sólo el inicio de un resultado posterior que me gusta muchísimo más que lo que yo consideraba como final. Pasar esa idea por miles de cambios es sorprendente porque descubres que el cambio hace mejores tus creaciones.
Aprendí que hay que tener la mente abierta, pero también saber defender mis ideas y mis límites cuando es necesario. Esto ayuda a forjar una personalidad fortalecida en los momentos en que es necesario decir que no estoy de acuerdo con algo, o que mi idea vale la pena por esto y esto.
El diseño te enseña a hablar con la gente y te enseña a ser humilde. Entiendes que todo se encamina a un bien común y que finalmente nuestra labor es crear soluciones eficientes en la vida de los demás, te haces más empático.
Finalmente, me ha enseñado a ser más consciente, me ha permitido acceder a soluciones o a información de manera inteligente frente a momentos de crisis.
Por esta razón creo que todos somos diseñadores, porque de alguna manera hemos sentido o vivido esto desde lo que sea que hagamos. Tenemos el reto de mejorar como personas, de sabernos organizar mejor, de crear procesos en nuestra casa, en nuestro trabajo.
Tenemos la tarea de observar y observarnos, de ser creativos, de ser empáticos.
Todos estos procesos que yo conozco como Design Thinking, cualquiera los puede aplicar. No dejemos ésta labor a los que sólo tienen el cartón. Esta información es accesible y aplicable para todos.”
Tener la oportunidad de escuchar esto me emocionó mucho, resonó con muchas cosas que yo estaba pensando entorno a este tema y a descubrimientos recientes, como que por ejemplo está en mí el decidir cambiar algo, que no depende de nada ni nadie externo, que soy la que decide y la que pone en marcha las estrategias sin esperar que algo externo esté en las condiciones que aspiro, siempre se pueden crear cambios y oportunidades.
Jota desde su experiencia como diseñador, nos dice que todos podemos ser diseñadores de procesos en nuestra propia vida. Me gustaría mucho resaltar esta parte junto con que todo avance en nuestra vida debe reflejar no sólo una versión cada vez mejorada de nosotros mismos sino hacernos más empáticos con nuestro entorno y las personas que nos encontramos en cada espacio.
Es nuestra decisión el tipo de vida que queremos; somos los diseñadores de ella, tenemos los elementos y la capacidad de retarnos, dejando a un lado temores a fallar pues entendemos que eso inevitablemente, hace parte del proceso de ser mejor.
¿Creen que el diseño puede hacer parte de nuestra vida cotidiana? ¡Nos gustaría mucho saber qué piensan!
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