Síndrome del impostor

(Voz interna dice: No puedes escribir un artículo sobre esto, no tienes la autoridad para hacerlo y no tienes mucho que decir.)

Síndrome del impostor

Mi experiencia con el síndrome del impostor

(Voz interna dice: No puedes escribir un artículo sobre esto, no tienes la autoridad para hacerlo y no tienes mucho que decir.)

Esa voz dice eso y muchas otras cosas, el tan famoso síndrome del impostor no es algo que me pasa solo a mí, sino a muchas otras personas de mi círculo cercano y en el mundo entero.

Hay muchas teorías y explicaciones en internet sobre qué es este síndrome, por qué pasa (sus raíces psicológicas incluso) que les invito leer. Hay bastante información bien interesante para entenderlo desde distintos puntos de vista. En este artículo, quisiera enfocarme más en mi experiencia personal, el enorme reto que significa para mí y cómo he aprendido poco a poco a manejarlo.

Cuando estaba en el colegio

Tal vez en este punto es cuando empecé a identificar que algo dentro de mí funcionaba un poco extraño. Cuando estaba masomenos en séptimo y octavo de bachillerato aquí en Colombia (sería como estar en preparatoria o highschool en otros países) recuerdo tener un buen desempeño en casi todas las materias, excepto educación física, mi eterna némesis; tenía unas buenas calificaciones, tenía una buena relación social con mis compañeros y profesores. Y era muy raro cuando todos ellos me decían que era muy buena para hacer ciertas cosas. Yo simplemente no lo creía.

Si alguien me daba un alago, primero, me sentía culpable “¿Por qué no le dicen eso a otra persona mejor?” , me sentía incómoda y además pensaba “Me tienen que estar mintiendo.”

Cuando estaba en la universidad

Sentía no encajar, no celebraba ni validaba mi desempeño, mis logros. Y nuevamente sentía que cualquier cumplido de las personas era mentira.

Pero en esta época de la vida, era aún más fuerte la sensación de que no pertenecía ahí, después de todo, muchas personas hacían méritos diarios por dedicar su vida a esa profesión y yo parecía no tener el mismo compromiso. O por lo menos así lo percibía yo, porque era incapaz de reconocer que me esforzaba mucho también.

Así que mi actitud nuevamente, era rechazar interna y externamente cualquier validación. Nunca era suficiente.

Cuando entré a Monoku

Cuando entré a Monoku, lo hice con la intención de ser desarrolladora Front-End y para esto les pedí una oportunidad de ser practicante. Con los meses y por muchas circunstancias, ese plan no se cumplió como lo esperaba, así que estaba en un momento muy duro de dudar, de preguntarme qué quería y qué iba a hacer con mi vida después y lo que más me pesaba era que sentía que yo era un fracaso.

A pesar de que el plan no resultó como esperábamos, Monoku me dio la oportunidad de crear un rol que pudiera adaptarse a habilidades que ya tenía por todas mis experiencias previas, (como los idiomas, la escritura, manejo básico de herramientas de comunicación, cierta facilidad para tratar con las personas) y toda esa caja de herramientas, me permitió crear poco a poco un rol como gestora de comunicaciones en Monoku, en el que día a día debo usar no sólo lo que ya sé, sino lo que aprendí como practicante de desarrollo Front-End.

Cuando creas un rol, e intentas buscar el camino en él, llegan momentos de mucha inseguridad y con la historia previa que yo tenía con este tema de sentirme como una impostora en muchos lugares, se disparaban frecuentemente pensamientos: “¿De verdad estoy haciendo algo valioso?” , “¿Sí merezco estar aquí?” , “Todos mis compañeros deben pensar que lo que hago no es importante”, “Creo que es mejor renunciar”, “Todos hacen cosas increíbles, menos yo.

Comparto esto para que sepan, que muchas personas a su alrededor, luchamos constantemente con pensamientos negativos sobre nosotros mismos, y que en los caminos que recorremos hemos encontrado herramientas que nos ayudan a manejar de manera más asertiva estas emociones y pensamientos. Y que si alguna o alguno de ustedes están pasando por algo similar (o peor) no están solos.

¿Qué me ha servido para trabajar estos pensamientos?

  • Ir a terapia. (Cuando no podía pagar una terapia, buscaba recursos gratuitos en internet, buscaba videos, libros en bibliotecas públicas, buscaba eventos y charlas gratuitas sobre temas de sanación emocional, manejo de pensamientos, crecimiento personal, etc.)
  • Unirme a grupos de personas que tienen luchas similares y compartir las pequeñas victorias en comunidad.
  • Buscar lugares para servir (Hacer voluntariados, cosas que te reafirmen y te ayuden a ver el valor de tu tiempo, de quien eres y de lo que puedes ofrecer )
  • Buscar invertir en más y mejores cosas para mi crecimiento, eso incluye pequeños placeres y cosas más grandes como viajes, estudios o planear ciertas compras que antes sentía imposible merecer. (Cuando empecé a trabajar en esto, y no contaba con el dinero necesario, buscaba de todas maneras reafirmar lo mucho que merecía las cosas, así que escribía mis sueños, hacía listas de las cosas que quería conseguir, materiales o no en cierto plazo de tiempo, aún lo hago.)
  • Aprender a recibir halagos, ayuda y amor de los demás. Llegar al punto de recibir palabras bonitas de los demás y saber que son verdad. Esto es un punto más abstracto, pero les puedo decir, que simplemente respiren mucho, y cuando les digan algo bonito, escuchen a las personas, no interpongan su diálogo mental en la mitad, no se distraigan con sus pensamientos; sólo escuchen y reciban.
  • Tener personas de tu círculo cercano, que puedan escucharte de la manera más neutral cuando tienes recaídas.
  • Buscar tener el ambiente más armonioso posible, esto incluye las relaciones cercanas que elegimos con amigos, parejas, familiares, etc. y También el espacio en el que vivimos. Si no tenemos la posibilidad de vivir solos, o en el lugar que soñamos, hagamos pequeños pasos para llegar a eso. Poco a poco.
  • Tener una serie de afirmaciones que al leerlas son muy mías y me suben el ánimo. Las tengo en varios formatos, así que si tengo una recaída, puedo ponerlas en un lugar visible para recordarme esas palabras. También las activo como recordatorios en el celu. Cosas que me escribo a mi misma y que sé que me servirán en momentos difíciles.
  • Tener una lista o mapa mental de mis logros y recordármelos las veces que sea necesario.
  • Tener tiempos de soledad para recargarme con las cosas que más me gustan.
  • Aprender a mirarme en el espejo y ver lo valiosa y hermosa que soy. Poder decirme todo lo bueno sobre mí, porque nadie me conoce mejor que yo. Ganar la objetividad para reconocer los talentos, valores y cualidades que tengo, y ver con amor, empatía y más compasión mis defectos, inseguridades y dolores. ¿Cómo lo he trabajado? La verdad, a través de la escritura; hago listas de cosas que valoro de mí, y hago ejercicios de respiración en los que me concentro en esos valores y les doy espacio interno para crecer. Una especie de visualización.

Sobre este tema, hay muchísimas anécdotas, historias de todo tipo y mucho por contar y reflexionar, pero quisiera cerrar con una conclusión a la que he llegado: Todo lo que podamos ver sobre nosotros mismos, de frente y sin temor, tenemos la capacidad de trabajarlo, mejorarlo y sanarlo, porque ya no es algo automático. Al verlo, queda en nuestras manos y con eso, se vuelve una decisión.

Si les gustaron estas herramientas, me gustaría que me lo cuenten en esta publicación y si quisieran que hablemos más sobre este tema en otros formatos en cualquiera de nuestras redes sociales, ¡No duden en decirnos para hacerlo!


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